Es probable que para mas de la mitad de las personas de este planeta, el nombre de Serengeti resulte tan familiar como París, Bombay o Nueva York.

Es sencillamente salvaje y espectacular. Tiene una extensión de 13.000 Km2 y aquí se reúnen dos millones de Ñus para alimentarse y tener a sus crías, que deambulan por las inmensas llanuras esperando a que llegue el momento de desplazarse al norte en busca de alimento. Cuando esto ocurre, los Ñus, acompañados de las Cebras y Gacelas cruzan el río Grumeti y el río Mara donde los cocodrilos se darán un festín por el que esperan año tras año.

En Serengeti “Llanura sin fin”, además de los Ñus se encuentran todos los animales salvajes, algunos difíciles de localizar, pero se pueden ver fácilmente las Jirafas con su elegante caminar, los Búfalos pastando amigablemente en compañía de las Cebras y, como no, además de Leopardos y Guepardos, los famosos Leones de Melena Negra descansando o devorando a algún poco afortunado vecino. Todo ello en una convivencia en la que nada sobra pero tampoco falta, se trata de la supervivencia, cuyo ciclo se cumple desde hace miles de años.

Diferentes paisajes… inmensas praderas…, al Parque Nacional de Serengeti hay que dedicarle tiempo. Conviene visitar zonas como Seronera, Lobo o la magnífica y sobrecogedora área de Ndutu, para darse cuenta en todo momento del privilegio que supone compartir la visita con tan distinguidos anfitriones.